martes, 5 de enero de 2016





Señoras estupendas. Columna.
El País.
Una vez, en París, mi amante, treintañero como yo por aquel entonces, me dijo: “En esta ciudad hay mujeres mayores que son una obra de arte y nadie las mira, están solas”. Aterrorizada, puse a esas mujeres en mi radar de observadora y comprobé que tenía toda la razón. Hay señoras cuya presencia y saber estar se puede admirar al detalle y ponerles un excelente en una lección que te están dando ellas. Tienen estilo propio y está inextricablemente vinculado a sus vidas. Han sido madres o no, pero son ricas en experiencias, se conocen, están bien consigo mismas y eso se trasluce en su personalidad, su porte y su risa.
Veinte años más tarde las sigo buscando y las encuentro, trabajando y cargando con la compra, en la Feria del Libro, en terrazas y clubs de lectura, en centros deportivos, galerías de arte, plazas o supermercados. Son señoras con tiempo para arreglarse, o no. Señoras que van de pelirrojas o que tiñen sus canas con mechas rosas o azules y salen airosas. Señoras que no pretenden ser un lienzo en blanco, que guardan una impecable coherencia física porque no traicionaron ni carácter ni expresión. Señoras que visten con maestría una pieza vintage de cosecha propia o que recurren a la modista cuando quieren hacerse biquinis originales a su medida.
Esas señoras me miran a los ojos y yo a ellas. Nos reconocemos sin palabras, como si fuéramos miembros de una sociedad secreta. Ellas se descubren en mi mirada de admiración mientras yo pienso: chapeau! Las busqué para saber a quién desearía parecerme en ese invisible y vasto territorio que se abre pasados los cincuenta. Ahora, en mi pequeño pero fiero reino, llevamos el título de Señoras Estupendas, por la superación de los desengaños, por el refinamiento de la alegría, por las ganas de vivir.
Gracias a su espejo comprendí que el atractivo no reside en una piel tersa. Al fin y al cabo, la juventud no se puso de moda hasta la década de los sesenta para atraer al consumo a la generación del baby boom de la posguerra. Hasta entonces, ser una mujer de mundo, madura y sofisticada era lo más y así se estilaban las modelos. Y díganme ustedes, ¿qué vamos a hacer ahora? Propongo un boom de Señoras Estupendas que brillan siendo ellas mismas. Somos fieras, somos divinas, somos explosivas. Somos las SEs. Y no estamos solas. Vayan acostumbrándose.

Tema
Revalorización de la mujer madura.

Resumen
            Hay señoras maduras que pasan desapercibidas aunque muestran en su forma de vestir, en sus variadas experiencias y talento para superar las adversidades, así como en sus ganas de vivir, que tienen seguridad en sí mismas y una fuerte personalidad. Su número va en aumento y se reconocen entre sí, por lo que la sociedad tendrá que acostumbrarse a aceptarlas.

Organización de las ideas
            Texto periodístico de opinión, en concreto una columna, firmada por la socióloga y ensayista Patricia Soley-Beltran para el diario El País. En su estructura externa se observan tres párrafos de desigual extensión. El contenido se organiza de la siguiente forma: una introducción con el tema o hecho del que se parte para hacer una reflexión, una serie de argumentos que desembocan en una tesis en el último párrafo que también le sirve a la autora para hacer una petición a la sociedad, por lo que puede hablarse de una estructura sintetizante-inductiva. De forma más explícita:
·        Introducción al hecho del que se parte para la posterior reflexión: soledad de valiosas mujeres maduras.
·        Argumentos basados en la experiencia que reforzarán la tesis:
o   Vida singular de esas mujeres que se exterioriza en un estilo propio.
o   Autoconocimiento y aceptación que se manifiesta en su personalidad.
o   Coherencia entre carácter y apariencia externa por variadas que sean sus profesiones o ocupaciones.
·        Tesis: atractivo de la mujer madura.
·        Argumentos basados en la experiencia:
o   Capacidad para sobreponerse a los avatares de la vida.
o   Inteligencia para conducir su alegría.
o   Deseos de vivir.
·        Conclusión: propuesta de revaloración de la mujer madura.
o   Errónea identificación entre atractivo y juventud física.
o   Llamada a la aceptación y valoración social de las mujeres maduras.
·        Justificación de la estructura:

            Como texto expositivo-argumentativo que es muestra una de sus habituales estructuras internas. En este caso, es sintetizante-inductiva puesto que después de presentar el tema en la introducción, la autora emplea unos argumentos basados en la propia experiencia que le servirán para defender la tesis en el último párrafo de que el atractivo reside en la experiencia y sabiduría de la mujer madura, como antes de los años sesenta. La tesis se enriquece, por lo tanto, con esos argumentos y con otros inmediatamente posteriores. El texto concluye con una llamada de atención a la sociedad para que empiece a aceptar esa nueva realidad.

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