miércoles, 6 de enero de 2016

EJERCICIO CORREGIDO SOBRE LA SUBJETIVIDAD DE LOS TEXTOS. 2º DE BACHILLERATO.


La escena bufa con Manolo el Chafandín hizo que en la casa de doña Leonarda se le considerara a Andrés como a un héroe. Lulú le llevó un día al taller de la Venancia. La
Venancia era una de estas viejas secas, limpias, trabajadoras; se pasaba el día sin descansar un momento.
5Tenía una vida curiosa. De joven había estado de doncella en varias casas, hasta que
murió su última señora y dejó de servir.
La idea del mundo de la Venancia era un poco caprichosa. Para ella el rico, sobre todo el aristócrata, pertenecía a una clase superior a la humana.
Un aristócrata tenía derecho a todo, al vicio, a la inmoralidad, al egoísmo; estaba como 10por encima de la moral corriente. Una pobre como ella, voluble, egoísta o adúltera
le parecía una cosa monstruosa; pero esto mismo en una señorona lo encontraba
disculpable.
A Andrés le asombraba una filosofía tan extraña, por la cual el que posee salud, fuerza, belleza y privilegios tiene más derecho a otras ventajas, que el que no conoce más que 15la enfermedad, la debilidad, lo feo y lo sucio.
Aunque no se sabe la garantía científica que tenga, hay en el cielo católico, según la gente, un santo, San Pascual Bailón, que baila delante del Altísimo, y que dice siempre:
Más, más, más. Si uno tiene suerte le da más, más, más; si tiene desgracias le da también más, más, más. Esta filosofía bailonesca era la de la señora Venancia. (…)
20Algunas veces Andrés trató de convencer a la planchadora de que el dinero de la gente rica procedía del trabajo y del sudor de pobres miserables que labraban el campo, en las dehesas y en los cortijos. Andrés afirmaba que tal estado de injusticia podía cambiar; pero esto para la señora Venancia era una fantasía.
Así hemos encontrado el mundo y así lo dejaremos —decía la vieja, convencida de 25que su argumento no tenía réplica.

Historia de la Venancia”, capítulo VII de la 2ª parte (Las carnarias).
Pío Baroja, El árbol de la ciencia.

ANÁLISIS DE LA SUBJETIVIDAD DEL TEXTO

Podemos decir que se trata de un texto subjetivo por varias razones:
En el nivel morfosintáctico abundan las oraciones compuestas que expresan matices, puntos de vista del protagonista. Ej.: Aunque no se sabe la garantía científica que tenga, hay en el cielo católico, según la gente, un santo, San Pascual Bailón, que baila delante del Altísimo, y que dice siempre… O los períodos sintácticos entre las líneas 13 y 15, 20 y 22.
Expresiones y perífrasis verbales que muestran duda: no se sabe, según la gente, podía cambiar, etc.
Recursos literarios propios de este nivel, como el asíndeton: ‘al vicio, a la inmoralidad, al egoísmo’/ más, más, más, que sirve para agilizar la expresión. La anáfora: Así hemos encontrado el mundo y así lo dejaremos, que enfatiza el pensamiento tradicionalista de esta mujer.
En el nivel léxico-semántico, uso de sustantivos que impactan al receptor y que poseen una acusada connotación negativa: vicio, inmoralidad, egoísmo, adúltera, etc. Estos sustantivos son un reflejo de la situación político-social de la época.
Abundancia de verbos de dicción, pensamiento y sentimiento: asombraba, no conoce, considerara, le parecía, lo encontraba (en el sentido de que lo veía como), no se sabe, afirmaba, puesto que es un texto en el que predomina la exposición de ideas, propio de las novelas intelectualistas de los miembros de la Generación del 98.
Hay adjetivos de connotación negativa que se refieren a la arbitrariedad con que son juzgados los defectos según los tengan la clase trabajadora o los ricos: egoísta, monstruosa, extraña. Y adjetivos de connotación positiva para referirse a las cualidades de mujeres como la Venancia que vivían para el trabajo por pura necesidad: secas, limpias, trabajadoras.
Se emplea algún recurso literario de este nivel como la comparación subjetiva: “se le considerara a Andrés como a un héroe”.
Otras formas de expresar la subjetividad en el texto son el uso de mecanismos de cohesión textual como la isotopía semántica, con un campo asociativo referido a la moralidad de la época: vicio, inmoralidad, egoísmo, adúltera, y otro a cualidades físicas: salud, fuerza, belleza, para resaltar la superioridad de los ricos. La deixis personal de tercera persona para redundar en el punto de vista de la Venancia, con el empleo de adjetivos posesivos y pronombres personales de 3ª persona: su, se, le, ella. Recurrencia de palabras claves en el texto como “aristócrata” y “pobre” (en singular y en plural) que demuestran el antagonismo de las clases sociales de la época.

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