Leandro Fernández
de Moratín, El sí de las niñas.
Acto tercero,
escenas XII-XIII.
D.ª IRENE . ¿Conque hay eso?
D.ª FRANCISCA . ¡Triste de mí!
D.ª IRENE . ¿Conque es verdad lo que decía el
señor, grandísima picarona? Te has de acordar de mí. (Se encamina hacia D.ª Francisca
muy colérica y en ademán de querer maltratarla. Rita y D. Diego lo estorban.)
D.ª FRANCISCA . ¡Madre!.. .
¡Perdón!
D.ª IRENE . No, señor, que la he
de matar.
D. DIEGO . ¿Qué locura es ésta?
D.ª IRENE . He de matarla.
(Sale
D. Carlos del cuarto precipitadamente; coge de un brazo a D.ª Francisca, se la lleva hacia el fondo del teatro y se pone delante de
ella para defenderla. D." Irene se asusta y se retira)
D. CARLOS . Eso no.. . Delante de mí nadie ha
de ofenderla.
D.ª FRANCISCA . ¡Carlos!
D. CARLOS . (A D. Diego.) Disimule usted mi
atrevimiento... He visto que la insultaban y no me he sabido contener.
D.ª IRENE . ¿Qué es lo que me
sucede, Dios mío ? ¿Quién es usted?... ¿Qué acciones son éstas?... ¿Qué
escándalo...?
D. DIEGO . Aquí no hay
escándalos... Es e es de quien su hija de usted está enamorada... Separarlos y
matarlos viene a ser lo mismo.. . Carlos.. . N o importa... Abraza a tu mujer. (Se abrazan D. Carlos y D." Francisca y
después se arrodillan a los pies de D. Diego.)
D.ª IRENE . ¿Conque su sobrino
de usted?...
D. DIEGO . Sí señora, mi
sobrino, que con sus palmadas y su música y su papel me ha dado la noche más
terrible que he tenido en mi vida.. . ¿Qué es esto, hijos míos, qué es esto?
D.ª FRANCISCA . ¿Conque usted
nos perdona y nos hace felices?
D. DIEGO . Sí, prendas de mi
alma... Sí. (Los hace levantar con
expresión de ternura.) D.ª IRENE . ¿ Y es posible que usted se determina a
hacer un sacrificio?...
D. DIEGO . Yo pude separarlos
para siempre y goza r tranquilamente la posesión de esta niña amable, pero mi
conciencia no lo sufre... ¡Carlos!.. . ¡Paquita! ¡Qu é dolorosa impresión me
deja en el alma el esfuerzo que acabo de hacer!... Porque , al fin, soy hombre
miserable y débil.
D. CARLOS . Si nuestro amor (Besándole las manos), si nuestro
agradecimiento pueden bastar a consolar a usted en tanta pérdida...
D.ª IRENE . ¡Conque el bueno de
D . Carlos! Vaya que...
D. DIEGO . Él y su hija de usted
estaban locos de amor, mientras usted y las tías fundaban castillos en el aire
y me llenaban la cabeza de ilusiones que han desaparecido como un sueño... Esto
resulta del abuso de autoridad, de la opresión que la juventud padece, éstas
son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto lo que se debe
fiar en el sí de las niñas... Por una casualidad he sabido a tiempo el error en
que estaba... ¡A y de aquellos que lo saben tarde!
D.ª IRENE . E n fin, Dio s los
haga buenos, y que por muchos años se gocen... Venga usted acá, señor, venga
usted, que quiero abrazarle... (Abrazando
a D. Carlos. D." Francisca se arrodilla y besa la mano a su madre.)
Hija, Francisquita. ¡Vaya ! Buen a elección has tenido... Cierto que es un mozo
mu y galán... Morenillo, pero tiene un mirar de ojos mu y hechicero.
COMENTARIO CRÍTICO, EL SÍ DE LAS NIÑAS.
Resumen:
Tras ser informada doña Irene por don Diego
de que su hija está enamorada de su sobrino y no de él, doña Irene se dispone a
maltratarla pero es frenada por don Carlos y por las palabras de don Diego que
antepone el amor de la pareja a cualquier trato; y, después de perdonarlos y de
reconocer que le habría gustado su enlace con la joven, critica el abuso de
autoridad de los padres y tutores de la época que defienden sus intereses
egoístas antes que la felicidad de sus hijos.
Tema:
Crítica al abuso de autoridad de los
padres y tutores de la época.
Organización de las ideas:
Escenas XII-XIII pertenecientes al tercer
acto de la comedia El sí de las niñas
( 1806) de Leandro Fernández de Moratín. En su estructura externa se observa
que es un texto dialogado con distintas intervenciones de varios personajes. Su
estructura interna se divide en tres partes: una primera en la que se plantea
el problema; una segunda en la que entran en conflicto los diferentes
personajes que defienden sus intereses; y una tercera en la que, finalmente, la
relación de don Carlos y doña Francisca es aceptada. De forma más explícita:
–
Primera parte( líneas. 1-5). Descubrimiento de
la relación de doña Francisca y don Carlos:
-
Desconcierto de doña Irene.
-
Reproches a doña Francisca por su cambio de actitud.
- Rechazo
de la relación por parte de doña Irene.
–
Segunda parte( líneas. 6-32). Defensa de don
Carlos del matrimonio por amor:
-
Defensa de don Carlos a Paquita ante las ofensas de la madre.
- Honorabilidad de don Diego que
antepone el amor a su egoísmo.
-
Agradecimiento de los enamorados.
–
Tercera parte( líneas. 33-44). Conformidad de
doña Irene:
- Crítica
de don Carlos al abuso de autoridad de los padres de la época.
-
Aceptación por parte de doña Irene de la relación.
Comentario crítico:
Fragmento perteneciente al tercer acto de
la comedia El sí de las niñas (1806)
de Leandro Fernández de Moratín. La obra está ambientada en el siglo XVIII, durante la
Ilustración. Podemos destacar que es de este periodo ya que se ajusta a las
normas neoclásicas, respetando la regla de las tres unidades: lugar, tiempo y acción,
aportando realismo a la obra. El texto tiene una intención didáctica por eso
utiliza un registro formal pero un lenguaje sencillo. Las funciones del
lenguaje que predominan son la expresiva, la apelativa y la fática. Al tratarse
de un texto dialogado, la función de emisor y receptor se intercambian
continuamente.
El tema fundamental de esta obra es el
problema de los matrimonios desiguales. En aquella época la preocupación por el
matrimonio era un tema muy generalizado, ya que los padres elegían el destino
de sus hijos de forma egoísta y con fines como el de ascender socialmente, lo
que es debido a la sociedad estamental del momento. Moratín critica el abuso de
poder que los padres ejercen sobre sus hijas y pretende divulgar un pensamiento
racional así como mejorar la sociedad. Comparándolo con el momento actual,
podemos observar que todo esto ha ido evolucionando y ya para nada es lo que
era. La libre elección del estado civil de la mujer ha supuesto un gran cambio
en nuestra sociedad. Se observa que en esa época la mujer carecía de cualquier
tipo de derechos porque la dominación masculina hacía mucho tiempo que estaba
establecida; tanto es así, que aún quedan actitudes machistas difíciles de
erradicar. Este texto nos muestra cómo la hija debe ser obediente y someterse a
la autoridad de sus padres; sin embargo,
la conclusión a la que debemos llegar es a que los padres deben emplear
su autoridad con racionalidad, deben buscar la felicidad y el bienestar de sus
hijos por encima de todo y no tratar de imponerles sus decisiones con fines
egoístas e irracionales. Considero que en este fragmento se observan claramente
dos modelos educativos: uno racional representado por don Diego, que se
sacrifica por la felicidad de su amada: “Ése es de quien su hija de usted está
enamorada...Separarlos y matarlos viene a ser lo mismo...Carlos...No
importa...Abraza a tu mujer” ; y uno irracional representado por doña Irene,
que es caprichosa y capaz de imponer a su hija decisiones absurdas tomadas por
intereses particulares: “¿Conque es verdad lo que decía el señor, grandísima
picarona? ...He de matarla”.
Por otra parte, cabe destacar la
diferencia de edad de don Diego y doña Francisca. En esa época la mayoría de
los casamientos eran por conveniencia y las mujeres jóvenes se casaban con
hombres de avanzada edad para heredar su fortuna. Todo esto nos muestra la
situación de la mujer en aquella época. Al casarse con un hombre mayor que
ella, quedaba viuda a los pocos años y, como una mujer sola no estaba bien
visto, debía volver a casarse y, así, sucesivamente. Me alegra ver que en la
sociedad actual este problema esté desapareciendo casi por completo, aunque en
algunas culturas aún prevalezca. La
intención del autor es claramente reformista, quiere establecer un poco de
cordura en una sociedad irracional, así como criticar la escasez de derechos y
libertades de la mujer, una mujer oprimida que era tratada como un simple
objeto de satisfacción para el hombre y como una fábrica de niños. Lo hace a
través de don Diego y doña Irene. Esta última refleja la sociedad del momento,
don Diego es el personaje reformista, sincero, que actúa según la razón, a
través del cual el autor nos inculca valores totalmente opuestos a los entonces
establecidos. “Él y su hija de usted estaban locos de amor, mientras que usted
y las tías fundaban castillos en el aire y me llenaban la cabeza de ilusiones,
que han desaparecido como un sueño... Esto resulta del abuso de autoridad, de
la opresión que la juventud padece, éstas son las inseguridades que dan los
padres y los tutores, y esto lo que se debe fiar en el sí de las niñas... Por
una casualidad he sabido a tiempo el error en que estaba... ¡Ay de aquellos que
lo saben tarde!” Con la intervención de don Diego el autor deja claras sus
ideas e intenciones. Es la intervención que más me ha llamado la atención ya
que expresa y recoge magníficamente todos los temas de la obra: los matrimonios
de conveniencia, el carácter egoísta y el abuso de autoridad paterno filial,
así como el uso de la razón que se manifiesta cuando don Diego asume y se da
cuenta de que casarse con doña Francisca es amarrarla a algo en contra de su
voluntad, un sinsentido que amargará la vida de su amada.
En definitiva, texto magnífico que refleja
la situación de la época en la que la mujer vivía oprimida por el abuso de
autoridad de sus padres. Asimismo, el autor pone de manifiesto sus ideales,
criticando el poder y la sociedad. El amor verdadero prevalece sobre el amor
por conveniencia.