domingo, 7 de febrero de 2016

COMENTARIO DE UN FRAGMENTO DE LA CELESTINA. 1º DE BACHILLERATO.



CELESTINA.- ¡Gracioso es el asno! ¿Estás en tu seso, Sempronio? ¿Soy yo obligada a soldar vuestras armas, a cumplir vuestras faltas? Que me maten si no te has asido a una palabrilla que te dije el otro día viniendo por la calle, que cuanto yo tenía era tuyo y que, en cuanto pudiese con mis pocas fuerzas, jamás te faltaría. Y que, si Dios me diese buena manderecha con tu amo, que tú no perderías nada. Pues ya sabes, Sempronio, que estos ofrecimientos, estas palabras de buen amor, no obligan. Di a esta loca de Elicia, como vine de tu casa, la cadenilla que traje para que se holgase con ella, y no se puede acordar dónde la puso, que en toda esta noche ella ni yo no habemos dormido sueño de pesar. No por su valor de la cadena, que no era mucho, pero por su mal cobro de ella y de mi mala dicha. Entraron unos conocidos y familiares míos en aquella sazón aquí. Temo no la hayan llevado. Así que, hijos, ahora que quiero hablar con entrambos, si algo vuestro amo a mí me dio, debéis mirar que es mío. Pero, aun con todo lo que he dicho, no os despidáis, si mi cadena parece, de sendos pares de calzas de grana, que es el hábito que mejor en los mancebos parece. Y si no, recibid la voluntad, que yo me callaré con mi pérdida.
SEMPRONIO.- No es ésta la primera vez que yo he dicho cuánto en los viejos reina este vicio de codicia. Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
PÁRMENO.- Dete lo que prometió o tomémosselo todo. Harto te decía yo quién era esta vieja, si tú me creyeras.
CELESTINA.- Si mucho enojo traéis con vosotros, o con vuestro amo o armas, no lo quebréis en mí, que bien sé dónde nace esto. Bien sé y barrunto de qué pie coxqueáis; no cierto de la necesidad que tenéis de lo que pedís, ni aun por la mucha codicia que lo tenéis, sino pensando que os he de tener toda vuestra vida atados y cautivos con Elicia y Areúsa, sin quereros buscar otras. Movéisme estas amenazas de dinero, ponéisme estos temores de la partición. Pues callad, que quien éstas os supo acarrear, os dará otras diez.
SEMPRONIO.- Déjate conmigo de razones. A perro viejo, no cuz cuz. Danos las dos partes por cuenta de cuanto de Calisto has recibido; no quieras que se descubra quién tú eres. ¡A los otros, a los otros con esos halagos, vieja!
CELESTINA.- ¿Quién soy yo, Sempronio? Calla tu lengua, no amengües mis canas, que soy una vieja cual Dios me hizo, no peor que todas. Vivo de mi oficio, como cada cual oficial del suyo, muy limpiamente. A quien no me quiere no lo busco; de mi casa me vienen a sacar, en mi casa me ruegan. Si bien o mal vivo, Dios es el testigo de mi corazón. Y no pienses con tu ira maltratarme, que justicia hay para todos y a todos es igual. Tan bien seré oída, aunque mujer, como vosotros muy peinados. Déjame en mi casa con mi fortuna. Y tú, Pármeno, no pienses que soy tu cautiva por saber mis secretos y mi vida pasada, y los casos que nos acaecieron a mí y a la desdichada de tu madre.
Organización de las ideas
            Fragmento de un texto dialogado en prosa perteneciente al género dramático que forma parte del acto XII de La Celestina. En su estructura externa se observa la división en seis intervenciones de distintos personajes. En la interna, se pueden apreciar tres partes: la primera, en que Celestina expone con mentiras cuál es la situación real que a los tres afecta, la segunda en la que los criados se niegan a aceptar sus embrollos y reclaman lo que es suyo, y la tercera en la que la protagonista defiende su independencia. La acción transcurre, pues, de modo gradual y coherente, pero al desconocerse el comienzo y el final del fragmento, no puede hablarse de planteamiento, nudo y desenlace. De forma más explícita:
·         Primera parte. Primera intervención de Celestina: Codicia de Celestina.
Ø  Ingenio de Celestina para no compartir nada con los criados.
Ø  Refugio en la mentira para quedarse con la cadena.
  • Segunda parte. Respuesta de los criados: perspicacia de los criados.
Ø  Conocimiento de la verdadera naturaleza de Celestina.
Ø  Solicitud de la parte de las ganancias que les corresponde.
  • Tercera parte. Respuesta de Celestina: defensa de su individualismo.
Ø  Orgullo de su autosuficiencia para ganarse el sustento.
Ø  Reclamo de la justicia como forma de defensa.
Ø  Indiferencia ante lo que puedan saber de su pasado.
Resumen
            Celestina se niega a compartir con Pármeno y Sempronio ningún beneficio y se inventa que unos parientes le robaron, pero ante la terquedad de estos les promete más prostitutas. Los criados rechazan sus tretas y van aumentando su agresividad por lo que Celestina defiende su persona recordando que todo lo ha conseguido con su esfuerzo y que no le asusta lo que sepan de su pasado.
Tema
Codicia desmedida de Celestina.
Comentario crítico del contenido
            Fragmento del acto XII de La Celestina de Fernando de Rojas. Es un texto dialogado que pertenece al género dramático. Al tener diálogo, el papel de emisor y receptor se intercambian constantemente. La acción transcurre en casa de Celestina y el tiempo coincide con el real de una conversación. Tiene un tono persuasivo y agresivo. Las funciones del lenguaje que destacan son la expresiva, la apelativa y la fática.
            El tema de este fragmento es el reflejo de los cambios ideológicos, sociales, culturales  y económicos que se estaban produciendo en la Europa de finales del siglo XV. Llama la atención la seguridad con que unos personajes que casi rozan la marginación, como Pármeno y Sempronio, o que están inmersos en ella, como Celestina, afirman su individualismo, defienden sus derechos, en una época en que la sociedad estamental aún funciona plenamente. Si los comparamos con los personajes heroicos de los cantares de gesta que actúan como modelos para la colectividad, estos tienen un sentido utilitario y funcional de la vida, y lo único que les importa es satisfacer sus necesidades más inmediatas sin tener en cuenta modelos morales de comportamiento. Y una de las manifestaciones de afirmación de ese individualismo es la codicia. Al comienzo de la Edad Media el campesino o pequeño burgués, llevaba a cabo unas rudimentarias transacciones comerciales que consistían en el trueque de unos productos por otros; cuando se empieza a tener conciencia del valor del dinero y del oro en general, todas las clases aspiran a poseerlo. Que los criados de Calisto y Celestina se disputen las ganancias por los servicios prestados a aquel y que no les importe llegar al crimen o morir, es una prueba de que la mentalidad en general había cambiado y que el conocimiento de los valores humanos (humanismo) crecía a la par de la estimación por todo lo material: la sociedad estamental comienza el inexorable viaje hacia la sociedad de clases económicas. Ningún pensamiento ni análisis lo resume mejor que la atinada frase de Pármeno:  que sobre dinero no hay amistad. Dicho que a partir de esa época no ha dejado de tener vigencia.
            Otro aspecto que evidencia ese individualismo y los cambios de la época es la seguridad con que Celestina afirma que no es a ella a quien corresponde el pago de las armas que ellos hayan estropeado, sino a Calisto de quien afirma  que es persona que luego lo cumplirá, que no es de los que dicen «vive conmigo y busca quien te mantenga”. Es decir, Celestina sabe defender lo suyo y, aunque intuye que entre su querer ser (triunfar económicamente) y su tener que ser (adaptarse a lo que la vida le ofrezca), suele triunfar el segundo, sin embargo, no pierde la oportunidad de ganar dinero a pesar de su edad, y por eso Sempronio le recuerda que en cuanto que tiene algo se vuelve, como todos los viejos, más conservadora (no quiere compartir):Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
            Pero este fragmento, de asombrosa modernidad, también pone en evidencia la marginación y la pobreza que existía en la época. Celestina conocía el mundo de la prostitución y en él se siente tan segura que por eso ofrece a los criados de Calisto más prostitutas, pero con ello intenta desviar la atención de la cadena de oro. Sin embargo, ni la lujuria calma la codicia de estos personajes que, acostumbrados a convivir con los lujos y el bienestar de su señor, pero sin posibilidad de poseerlos, ansían como el mayor de los logros, la adquisición de dinero. La pobreza empieza a verse como un lastre del destino del que había que salir cuanto antes; ya no se siente el conformismo social de otras épocas: el hombre ya empieza a creer que, con posibilidades, todos pueden ser iguales, por eso los criados se permiten criticar abiertamente a sus amos. El poder del dinero es tan fuerte que de nada sirve ya la astucia psicológica de Celestina, sus tretas para engañar, porque los criados, siguen empeñados en su objetivo.
            Es al final cuando Celestina defiende mejor su persona y su condición, convirtiéndose su intervención en un modelo de la forma de pensar de la gente de su condición social. La exaltación del valor de la persona por sí misma se materializa con su discurso: todos los trabajos son necesarios en una sociedad; la dignidad se acrecienta si no se depende de nadie porque de esta forma el hombre se libera del servilismo a las clases superiores. Así, un personaje de los bajos fondos, se convierte en defensor universal de los derechos básicos del individuo, en abanderado de la libertad:  Vivo de mi oficio, como cada cual oficial del suyo, muy limpiamente.
            Texto magnífico, sin duda, que explica por qué La Celestina supuso un cambio  en la historia de la literatura, pues su autor no solo supo adaptarse a la psicología y registros de sus personajes sino que abrió el camino de una literatura de amplios ecos sociales en la que todas las clases tienen un evidente protagonismo.